Fuera dietas, crea hábitos saludables

Por EQUIPO DE NUTRICIÓN

Después de las Navidades, uno de los propósitos populares suele ser, junto con dejar de fumar y hacer ejercicio físico, cambiar o mejorar la alimentación. Sin embargo, esto no suele durar todo lo que nos gustaría. Más que cambiar de hábitos la tendencia es “ponerse a dieta” tras una época de excesos como la Navidad. Un cambio muy drástico que terminará abocado al fracaso. ¿Te suena esta situación?

Después de toda la vida llevando a cabo una determinada alimentación, debemos ser conscientes de que ésta no podrá cambiar de la noche a la mañana y no podremos pretender ser los más saludables del edificio.

Debemos valorar en qué punto de partida nos encontramos, hacernos con información fiable sobre alimentación y marcarnos objetivos realistas y alcanzables en el tiempo en base a nuestra situación y conocimientos.

Por ello, os invitamos a hacer un ejercicio de reflexión, concederos unos minutos y haceros las siguientes preguntas:

1. ¿Tengo la motivación suficiente como para empezar este cambio?

Puede que seas consciente de la necesidad de tu cambio, sin embargo, a lo mejor no tienes la motivación suficiente que te permita llevarlo a cabo. Quizás debas darte un tiempo y hacer algún cambio que sea sencillo para ti y que te permita ir orientando tu motivación. En este vídeo te dejamos algunas ideas de cambios que puedes realizar. Enlace directo al vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=4CXLI8NI1mo

2. ¿Consumo verduras en mi día a día?

Las verduras son alimentos muy importantes para nuestra salud, ya que nos aportan fibra, vitaminas y minerales y otros nutrientes interesantes. Cuando una persona decide “ponerse a dieta”, quizás pase de no comer ni una guarnición de verdura a comer demasiada (para su gusto). Esto supone hacer un cambio muy drástico que probablemente no durará más de una semana. Quizás la solución esté en ir poco a poco, incluir una ración de verdura al día. Ir probando poco a poco nuevas verduras, formas distintas de cocinado, recetas… A lo mejor con el tiempo eres un amante de las verduras e incluyes una ración en cada comida principal.

3. ¿Tengo productos muy procesados en mi nevera?

Sin duda, tener cerca de nuestro alcance este tipo de productos tan sabrosos hará que tendamos a consumirlos. La solución es no comprarlos. Si solo tenemos alimentos saludables a mano, será lo que elijamos.

4. Pero, ¿y si me apetece comer algo no saludable?

Llevar una alimentación saludable no es sinónimo de esclavitud y no quiere decir que debamos llevarla al extremo con una perfección absoluta. Crear una rutina saludable no implica no comer nunca este tipo de alimentos. Se puede disfrutar de ellos en momentos puntuales y después volver a la normalidad.

Después de estos consejos y con las preguntas resueltas, ¿te animas hacer pequeños cambios en tu alimentación hasta que se conviertan en hábito?